Seguro que has tenido algunas crisis personales a estas alturas, ¿Sientes que no van contigo y es «algo que te pasa»? ¿Esperas a que pase lo peor para volver lo más rápido posible a lo de antes o a cierta estabilidad? Si es que sí, necesitas leer esto.
¡¡Ahhh las crisis!! Yo he aprendido a darles el valor positivo que tienen, me ha costado interiorizar que esto es así, pero una vez hecho esto, pude y puedo elegir conscientemente mis cambios y he comprendido que no necesito una crisis para hacer determinados movimientos en mi vida.
Recuerdo mis primeras crisis, las vivía de un modo muy traumático y desesperado y quería que todo volviera a la «normalidad» (aunque la odiara) cuanto antes, pero no tiene por qué ser así.
En primer lugar, me gustaría aclarar que una crisis no es algo que «te pasa» como si algo externo a ti te atacara, pensando esto, es muy fácil caer en la desesperación y en el victimismo en vez de buscar soluciones eficientes y certeras.
Por otro lado, una crisis no se genera el día que explota todo por los aires, sino que comienza mucho antes. Cuánto antes, no lo sé, depende de cada crisis, pero es curioso que cuando miramos hacia atrás, podemos reconocer casi el momento justo en que la crisis se gestó. Luego parece que se durmiera, como un gran gigante que se queda sin fuerzas, pero un día despierta y arrasa con todo lo que tiene por delante, furioso y hambriento.
Visto de este modo, somos los responsables y generadores de nuestra vida y puedo asegurar que hay algo más allá de nuestras actitudes conscientes que provoca estos grandes cambios, ¿Resuena esto contigo?
Una crisis es un ajuste mecánico que hace tu inconsciente en tu vida y NO es ajena a ti.
«El dolor (emoción – bioquímica corporal de corta duración) es inevitable, pero el sufrimiento (sentimiento – proceso mental de la emoción de larga duración) es opcional» decía Buda. Analicemos: entonces tú eres la que causa la crisis y cuando ésta llega, sufres y te sientes una víctima hasta que pasa, ¿No te parece una locura? Es como desear algo que pensamos que será maravilloso incansablemente, soñar con eso y cuando llega, dejamos de quererlo. Bueno, ahora que lo pienso, esto también pasa a menudo, ja ja ja.
Entonces, es el momento de tomar las riendas de nuestras creaciones, ¿Verdad? Si atravesamos una crisis es porque algo se tenía que recolocar y está bien, siempre y cuando vivamos estos momentos como positivos, aunque duela, y sabiendo que seremos más sabios y resilientes una vez que estemos del otro lado.
La aparente falta de control en una crisis, te enseña algo muy importante y es que no podemos controlar nada. Lo intentamos incansablemente, pero es inútil. cuando algo se tiene que mover, reestructurar y volver a colocar, sucede. Hagas lo que hagas. Me hace pensar en los terremotos, las placas han de re-acomodarse, como ese gigante dormido, y lo hacen pacíficamente en su ensueño (el inconsciente) mientras nosotros hacemos lo que podemos en la superficie (consciente).
Para el inconsciente, no hay pérdidas, no hay algo mejor o algo peor, simplemente, hay ajustes que se hacen a través de situaciones que son neutras. Nosotros no lo vemos así, pero esto se entrena.
Mi propuesta:
Cuando estés en el medio de tu próxima crisis, revisa si tiene algo que ver con algo que no andaba bien, algo que sabías que tenías que cambiar.
Apunta a mano (yo adoro escribirlo todo), de qué se trata tu crisis, qué ha pasado en tu vida, cuál es el terremoto. Apúntalo sin la emocionalidad que te genera, solo los hechos y analiza si te resuena el cambio.
Luego y aunque duela, apunta qué aprendizajes te trae y planifica los próximos pasos para volver al equilibrio en la nueva realidad.
Sé que no será fácil al principio, pero como todo en la vida, lleva práctica y decisión.
Ahora, te invito a que lo hagas, aunque no estés en crisis pero tal vez, con una situación extrema que haya pasado en tu vida. Te servirá para liberar el dolor enquistado, aun cuando haya pasado hace mucho de eso, ya que, para el inconsciente, el tiempo no existe. No te juzgues, mantén la emoción al margen y céntrate en los hechos.
Al terminar el ejercicio, léelo y fíjate que has aprendido (recuerda, solo hechos, no emociones), tal vez nuevas habilidades, nuevas formas de pensar, o de actuar. Analiza si son válidas y positivas, si no lo son, es el momento de cambiarlas.
Por ejemplo: si te has caído haciendo deporte y eso te llevó a una baja que, a su vez, te llevó a un despido laboral y que, a partir de ese momento, no haces más deporte y no sabes bien el motivo, entonces ha llegado el momento de analizarlo.
En este ejemplo, también hay que analizar, qué te trajo de positivo y necesario a tu vida esa situación «incontrolable».
Podría asegurar que lo menos productivo que puedes hacer es esperar a que todo vuelva a estar o ser como era antes, en primer lugar, porque eso es imposible, porque tú ya no eres la misma y en segundo lugar, porque estarías desperdiciando una oportunidad de oro para hacer cambios para tu crecimiento personal y espiritual.
A medida que más practiquemos y tomemos consciencia de esto, es cuando empezaremos a tener menos crisis y más cambios planificados, te lo digo por experiencia propia y por eso he llamado a mi programa «Soberanía Consciente»(que puedes ver aquí) como una especie de afirmación a mí misma que expresa que ya no voy a crear desde la inconsciencia, ya que yo, era de las que quería que todo volviera a la normalidad lo antes posible. Con este sentir, dejé ir muchas grandes oportunidades para redirigir mi vida.
Y por eso ahora comparto toda esa experiencia, porque vivir según tus valores y sueños no tiene por qué ser doloroso ni hacerse tan largo.
¡Venga! Anímate y haz el ejercicio, según termines de leer esto. Es como un bálsamo que te puedes dedicar a ti misma, una reconciliación necesaria con tu pasado o con tu momento actual, si estás, ahora, en crisis.
¡Hasta pronto!