Dos herramientas útiles para dejar de entregar tu poder y recuperar tu vida

Cuando nos quejamos de lo que nos rodea y esperamos que alguien solucione nuestros problemas, estamos anulando nuestro poder ¿Vas a seguir permitiéndolo?

Este tema es para hablar largo y tendido, cada vez que nos quejamos de una situación o persona, que echamos la culpa a alguien o a algo, que nos sentamos a esperar que algo cambie para tomar acción, sea cual sea el ámbito, estás regalando tu poder personal a otra persona o situación externa a ti.

 

Los seres humanos, tenemos un potencial ilimitado, de poder personal y dárselo a otro es simplemente una tontería, pero también es una comodidad para seguir estando a gusto, en nuestra zona de confort.

¿Te sientas en el sillón de la queja y esperas a que la naturaleza de las cosas, siga su curso?

 

Bueno, ya sabes que los sistemas tienden al caos, así que no puedes esperar que alguien o algo te solucione el tema (el que sea).

 

Es cierto que nos han enseñado a pensar de esta manera, cuando somos niños y estamos enfadados o tristes, las personas de nuestro entorno nos preguntan qué nos pasa y tratan de solucionarlo, pero además, al preguntar «¿Qué te pasa?» están abriendo las puertas a la culpabilidad, al victimismo, y a la queja.

 

Porque si la respuesta es: “mi hermana me quitó el juguete” entonces ya encontramos a quién culpar de la tristeza o enfado del niño.

 

Si encima, vamos a la hermana y le decimos: “pide perdón y devuelve el juguete”, así es como le sacamos todo el poder al niño y a la hermana.

 

 

¿Cómo le sacamos el poder?

 

Simple: nosotros actuamos de jueces y dictaminamos la víctima y el culpable y ponemos las cosas “en su sitio”, pero la realidad es que los niños tienen sus formas de hacer y hay que dejarles gestionar sus problemas.

 

Al tratar de cambiar las emociones “negativas” en vez de enseñarles a aceptarlas y gestionarlas, estamos restando poder al niño.

 

Y así crecemos, perdiendo nuestro poder por el camino.

 

Porque el niño (futuro adulto) ha de saber que sentirse “mal” está bien, que no pasa nada. Veamos qué mensaje trae la emoción y actuemos en consecuencia.

 

¿Sabías que muchas personas están «encerradas» en una edad emocional diferente a la cronológica?

 

Estos impactos emocionales, como el del ejemplo, pueden hacer que la persona se quede bloqueada en la edad en la que pasó el trauma o el impacto emocional.

 

Como adultos, seguimos haciendo lo mismo, ante un problema, echamos la culpa al otro o a una situación externa a nosotros y, como consecuencia, nos empezamos a quejar a una “mamá” o “papá” exteriores, llenos de frustración.

 

Quiero aclarar que esto es una mera reflexión, ya que nuestros padres, han hecho lo mejor que han podido y de ninguna manera son culpables de nada. Y es que a ellos seguramente, tampoco les han enseñado a gestionar sus emociones.

 

La queja es el reconocimiento de que yo, no puedo gestionar mi situación vital y es comprensible, pues no nos lo han enseñado, pero podemos y debemos responsabilizarnos.

 

 

Recupera tu poder

 

Entonces, cada vez que te quejes, toma nota y reflexiona lo siguiente:

 

¿Qué puedo hacer yo?

 

¿Depende de mí?

 

Si hay algo que puedas hacer, hazlo.

 

Si no puedes hacer nada, recoge el aprendizaje, siempre hay un aprendizaje.

 

En estos ejemplos que dejo a continuación, hay situaciones habituales de las cuales nos quejamos porque pensamos que no podemos hacer nada al respecto, pero verás que siempre se puede actuar:

 

Caso 1

 

Te quejas del cambio climático: te haces la pregunta de poder: ¿Qué puedo hacer yo?

 

Puedes:

  • Ahorrar agua,
  • Utilizar menos plástico,
  • Generar menos residuos,
  • Reciclar,
  • Colaborar en un huerto urbano.

Todas estas acciones reducen el impacto medioambiental de nuestra forma de vivir actual.

 

Caso 2

 

“Mi jefe no me toma en cuenta y no escucha mis sugerencias”

 

Pregunta de poder: ¿Qué puedo hacer yo?

 

Puedes:

  • Plantear una reunión y explicarle cómo te sientes,
  • Averiguar (tal vez con otros compañeros) si es una percepción tuya que no es real,
  • No desistir a la primera y repetir tu sugerencia hasta obtener una respuesta, tal vez no te estás comunicando de manera clara.

 

Caso 3 (este no podía faltar)

 

“Los políticos son……..…hacen………no hacen…….…” (rellena con lo que tú creas)

 

Pregunta de poder: ¿Qué puedo hacer yo?

 

Puedes revisar la áreas de tu vida en donde: no haces……….haces…………..eres…….(rellena con lo que tú creas)

 

¿Sabes por qué?

 

 

Porque todos co-creamos una misma realidad y, además, todos los sistemas son fractales, es decir, la parte está en el todo y el todo en la parte.

 

¿No has notado que, en tus entornos, ya sea en la oficina o en tu familia o incluso, en tu grupo de amigos, hay dinámicas similares a las del país en el que vives?

 

Con lo cual, revisa como actúas en tu trabajo, familia o con amigos y mejora según lo que tú quieras ver fuera.

 

Sé el cambio que quieres ver en el mundo

 

Te aseguro que esta acción crea milagros y podrás comprobarlo haciendo de esto, tu estilo de vida.

 

Está demostradísimo que cuando una persona forma parte activa en una solución, se siente mucho mejor consigo misma y con la situación.

 

 

Toma nota de las dos herramientas

 

1- ¿Qué puedes hacer? Si puedes hacer algo, hazlo.

2- Sé tú el cambio que quieres ver, ya que si ves un problema fuera, hay algo que mejorar en ese aspecto, dentro de ti.

 

 

Tomar acción es el primer paso a la felicidad.

 

Mucho cuidado con los “peros” ya hablaremos mejor en otros artículos de ellos.

 

Las quejas son el faro que iluminan el camino en donde tenemos que actuar, así que la próxima vez que te quejes ¡Bienvenida sea!

 

Utilízala para actuar y sentirte mucho mejor, además de crecer como persona y generar nuevos recursos y herramientas para tu vida.

 

¿Quieres vivir más en sintonía con tus valores y quejarte menos?

 

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