Hay una línea muy delgada entre la auto-domesticación y la resiliencia.
La resiliencia es la capacidad de adaptarse a las situaciones adversas.
Pero si tu defines como adverso tu trabajo porque lo odias, ¿vas a generar resiliencia o auto-domesticación?
Te lo cuento en el video de esta semana
Transcripción:
Yo no tengo la respuesta para tu caso particular porque puede ser que estás a disgusto en tu pareja o en alguna otra relación, pero ejemplo, pero quiero que aprendas a distinguirlo.
¡Coge tu libreta y un boli y vamos a ello!
No podemos vivir en los extremos, hay personas que aguantan lo que sea porque consideran que les tocó, o que, ya que lo eligieron, ahora “te jodes y bailas”
Hay personas que ante la más mínima situación que no les gusta, se van dando el portazo.
¿Dirías que éstas personas no han desarrollado su resiliencia o que se respectan a sí mismas y hacen lo que les dice su instinto o su corazón?
Yo soy consciente de que estoy auto-domesticada y eso, no me hace más resiliente, sino que tengo más capacidad para aguantar aquello que no me gusta durante mucho tiempo.
Y ahí radica la diferencia que muchos confunden.
La auto-domesticación, no te hace ni más resiliente ni te convierte en un héroe o heroína, sino que te hace sentir cada vez peor.
Al punto de pensar que puedes estar deprimida/o.
De pensar que todo en tu vida va mal, cuando en realidad, solo es un aspecto de tu vida el que tienes que cambiar.
Cuando estás en una situación que no te gusta, pero te fuerzas a acostumbrarte, esto va contaminado todas las demás áreas.
Pierdes el brillo y las ganas de hacer en la vida.
Con este video, quiero que empieces a distinguir que es qué.
- La resiliencia tiene que ser temporal, no puede durar años y me atrevería a decir que ni meses.
- La resiliencia debería aparecer con situaciones límite en la vida, no con el trabajo o la relación, que no lo son.
- La auto-domesticación está atada a la creencia de merecer eso, del auto-castigo o de pensar que no hay nada mejor para ti. Tiene que ver con la desvalorización.
- La auto-domesticación hace que pienses que lo que has elegido conlleva partes que no te gustan y que te has de aguantar si quieres mantenerlo.
Tu capacidad de adaptarte a lo que no quieres es maravillosa, pero úsala en momentos determinados y no para mantener una vida que te hace infeliz.
Bien, ahora que ya sabes distinguir que es qué, hay que pasar a la acción.
Si la situación actual requiere que tengas la capacidad de adaptación al estrés que te provoca (resiliencia), solo te digo que tengas cuidado de que esto no se extienda en el tiempo.
Ponte un marco temporal y genera un plan de acción para salir airosa/o.
Si te has dado cuenta de que te has auto-domesticado, toca tomar las riendas.
En primer lugar, has de saber y creer que sí hay otras opciones.
Saber que la auto-domesticación te servirá cuando tengas que hacer cosas que no te gusten para conseguir algo por un tiempo determinado por ti, es decir, con consciencia.
Escribe en tu libreta una tormenta de ideas con lo que podrías hacer y que dependa de ti.
Elige las que te parezcan más factibles y traza el plan de acción con ellas.
Si ves que no puedes trazar ese plan de acción, comienza de nuevo con la tormenta de ideas.
Desafíate a ti mismo/a y pregúntate por qué no puedes hacerlo
¿Qué miedos e inseguridades se despiertan?
¿Qué puedes hacer que genere cambios pequeños para que ese miedo se difumine?
Hacer las cosas gradualmente es una de las mejores maneras que disipar el miedo por no saber qué sucederá y poder ir haciendo ajustes.
Es moverte con más seguridad y con más alegría en el proceso.
Si necesitas ayuda profesional para aclararte, aquí me tienes. Puedes reservar una cita de asesoramiento 1:1 AQUÍ