¿Cuándo fue la última vez que te levantaste de un salto de la cama? Seguro que fue hace mucho tiempo ya, tal vez, en tus últimas vacaciones o tal vez, la última vez que algo excitante te esperaba ese día. Sigue leyendo y descubre como levantarte cada día con ganas y buena predisposición.
El día que encontré mi propósito, la magia se produjo en mí. Entiendo que para cada persona es diferente, hay amigos que me han dicho que para ellos fue ser padres lo que produjo la sensación de levantarse cada día como si un regalo les estuviera esperando.
A veces, piensas que todo está mal en ti y simplemente, es que te has abandonado sin darte cuenta, pero la prioridad siempre, has de ser tu ¡Y te puesto un café, a que esto ya los sabías!
Yo te voy a hablar del propósito de vida porque es lo que yo conozco y en lo que soy buena 🙂
Lo que para mí está claro, es que las mariposas en el estómago te las puedes crear tu misma/o, la clave es encontrar lo que te hace vibrar.
Cuando te conoces, sabes lo que quieres
Creo que es crucial conocerse a sí misma/o para poder saber qué es eso que te hace empezar el día con ilusión y mantenerlo en el tiempo, pero si esto te parece todo un desafío, no te preocupes, hay maneras de ajustar la brújula.
Para mí la mejor manera de conocerse es auto-observarse. Definir cuáles son las actividades que te hacen ilusión o qué es lo que te gustaría hacer, pero sientes que no tienes el tiempo o el dinero, es un buen comienzo.
Puedes observar también, todas las situaciones que te producen frustración y que generan tu queja, esto es clave para entender, por donde tienes que ir, en vez de poner el foco en lo que tienes que evitar, como sucede habitualmente.
Lo que a ti no te llena y en cambio, te produce rechazo, puede servirte como una primera pista para dirigirte a algo bien diferente. Parece obvio, pero pocas personas pasan de la queja a utilizar lo que les disgusta, a su favor.
Por ejemplo, si la demanda familiar te produce frustración porque «todos tiran de ti» está claro que has de priorizarte y aprender a decir «no». Además, te llevas «de regalo» la sabiduría de entender que: las personas te ven como referente y por eso acuden a ti, y que eres una persona confiable y eficiente.
Es decir que, cuando estamos dispuestos, cada una de las situaciones de la vida, incluso las más banales, se pueden utilizar para auto-conocernos, especialmente por las emociones que nos generan.
Las emociones son grandes brújulas.
(Estate atenta o atento a los próximos articulo en lo que hablaré de las emociones)
La automotivación
La automotivación es una realidad, y diría que es la única realidad, si queremos estar estables emocionalmente.
Así que comienza simplemente a observar lo que te gusta y lo que no te gusta.
De aquello que te gusta, toma nota, es lo correcto para ti y si es posible, dale más espacio en tu vida, así sean 5 minutos más de lo que ya le das.
De aquello que no te gusta, también toma nota y reflexiona como puedes comenzar a hacer pequeños cambios para transformar esa situación.
Plantéate dejar de invertir tu energía en lo que no quieres, o en lo que no te aporta. Por ejemplo: si pasas mucho tiempo mirando series o TV o mirando cosas sin mucho sentido ni objetivo en Internet, lejos de aportarte algo positivo, te drena aún más, produciendo más apatía.
Si vas priorizando lo que más gusta y que te permites hacer, estarás mucho más auto-motivada/o y, además, tendrás más tiempo para realizar eso que te llena el alma.
Tu has de ser tu propia zona de confort, cambie lo que cambie afuera
El ejercicio físico es otra de las claves, no tienes que correr maratones, pero mover el cuerpo de alguna manera es muy sanador.
Haz lo que puedas, pero NO dejes de hacerlo. ¡Si hoy puedes dedicar 5 minutos, adelante! Tu cuerpo y tu mente lo agradecerán.
Muchos de nosotros pecamos de perfeccionistas y si no tenemos determinado tiempo o determinadas cosas en orden, no tomamos acción, pero realmente… ¿Cuándo lo tenemos todo en orden?
Y así es como vamos dejando el cuidado de nuestro cuerpo y mente para «vaya uno a saber cuándo» en el futuro.
La zona de confort se lleva dentro, me dijo una vez una instructora de Yoga. ¡WOW! Tan simple y tan profunda frase. Cuando estamos cómodos en nuestro cuerpo, somos más resilientes, felices, estables, seguros y confiados.
Y no me estoy refiriendo a tener el cuerpo esculpido, no. Me refiero a tener una buena salud y un cuidado físico suficientes como para sentirnos bien emocionalmente y físicamente.
Procura descansar bien, alimentarte bien* y moverte un poco 🙂
*Aprende a distinguir que pide tu mente y que pide tu cuerpo.
Al levantarte
- Sonríe, aunque no tengas ganas, este gesto lo capta el cerebro y crea las hormonas del bienestar,
- Genera saliva cardíaca, pasando la lengua por tus encías durante un par de minutos, esta saliva está llena de endorfinas y calmará tu ansiedad o tu mal humor. Es tu propia farmacia.
- Vete a dormir pensando en cómo quieres que sea tu noche y el día siguiente. Imagínate en calma y serenidad,
- Prueba cosas nuevas, tu cerebro lo agradecerá y tú también. Tener desafíos nos hace sentir vivos y alertas.
¡Qué tu día no dependa del clima o de las noticias (buenas o malas), que vengan desde el exterior o del humor de tu pareja!
A mí me costó muchos años, pero cuando vas acompañada, vas enfocada y por lo tanto, vas mucho más rápido, por eso siempre recomiendo buscar ayuda de un mentor.
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