Seguramente habrás escuchado sobre lo beneficiosos que son los ayunos intermitentes, especialmente ahora que están de moda y es que son realmente muy buenos para nuestra salud. Pero hoy quiero hablarte de otro tipo de ayuno, el intelectual, el ayuno de los estímulos cerebrales o mentales.
Estos ayunos son tan beneficiosos como los del cuerpo físico y, en mi opinión, muy necesarios. Yo los llevo a cabo de forma regular y tengo que decir que después de cada ayuno mental, tengo nuevos puntos de vista o ideas frescas sobre temas que necesitan mi atención o a temas a los que estuve dándole vueltas tratando de encontrar una solución.
He descubierto cosas que no te podrías llegar a imaginar, como por ejemplo, que quería cambiar mi vida y no solamente eso, sino también, cómo hacerlo. Ya sabes que «el cómo» es lo que más se nos resiste.
Muchas veces estamos seguros de lo que NO queremos, podría decir que este es el principio del autoconocimiento, pero no tenemos demasiado claro, qué es lo que SÍ queremos y cuando esto está claro, no sabemos cómo lograrlo. No te angusties, llega un día en que lo sabes todo.
Mientras tanto, los ayunos mentales son fabulosos para dilucidar todos estos procesos por tí mismo sin que pasen décadas de por medio, como me pasó a mí.
Los ayunos mentales son mi propuesta de hoy y la clave es tener un día sin ningún tipo de distractor externo, es decir, ese día, no vas a mirar el móvil, el ordenador o la televisión. Ese día elegido, tú estarás aislado del mundo y estarás solamente, contigo mismo.
Haz de estar preparado para recibir a tus demonios, que vienen a tomar el té jejejeej, ésta es la expresión que yo uso cuando me refiero a los miedos, inseguridades, ansiedad, angustia, viejos dolores….y asuntos por resolver: ¡Qué sean todos bienvenidos!
Todo esto se presenta porque le estamos dando su espacio para ello. El cerebro siempre trae lo que está pendiente, ¿No te ha pasado que estabas en la ducha y te ha venido una respuesta o un recordatorio o una revelación? Si el cerebro hace esto en pequeña escala, cuando estás relajado y aislado del mundo (en la ducha) imagínate lo que puede traer si estás un día esperando atento a sus mensajes.
Con el ayuno mental, tú sabrás lo que necesitas y este es un excelente punto de partida para empezar a solucionar lo que tienes pendiente en tu vida y para empezar a descubrir tu «gran para qué», tu propósito vital.
Te advierto, no es del todo agradable o más bien, te puedes llegar a agobiar, porque el cerebro te muestra todo lo que tienes pendiente de resolver, así que prepárate para priorizar. Te recomiendo coger tu libreta y comenzar a apuntar todo lo que se vaya presentando. No quieras tener toda la lista de asuntos pendientes y toda la lista de soluciones en un mismo día y en un solo ayuno.
Lo que puedes hacer es plantearte una temporada de ayunos y así, sí que empezarán a presentarse las respuestas y el cómo para estos asuntos. Pero desde ya, empezar a echar luz a lo que está pendiente es muy sanador, ya que lo que hacemos en el día a día es reprimir la reflexión de lo que necesitamos abordar y así, es como pasamos décadas ignorando nuestras necesidades, hasta que te despiertas un día y dices: «vaya vida que tengo, no se parece en nada a lo que hubiera querido».
¡Recuperemos el rumbo de nuestra vida! Nunca es tarde, pero tenemos que estar dispuestos a mirar lo que duele, justamente para mejorarla.
Llegados a este punto, puedes hacerte esta reflexión de poder: tener una vida en la que no eres feliz, duele, así que por lo menos, intenta encauzarla a lo que tu deseas, este dolor, te aseguro, es un dolor positivo, un dolor de acción, es como mover el cuerpo después de mucho tiempo sin hacer ejercicio, duele, pero es síntoma de movimiento y el movimiento, no es otra cosa que VIDA.
A los problemas hay que darles su identidad para poder ir abordándolos y con esa misma intención, este dolor que mencioné antes, se reduce considerablemente.
El dolor siempre trae un mensaje, nuestra falta de sabiduría y miedo, hace que nos tomemos la pastilla, en el caso del dolor físico o, que lo ignoremos en el caso del dolor emocional, siendo la pastilla salir, o beber, o distraernos de cualquier forma, pero a estas alturas, ya sabemos que el cuerpo grita más alto, igual el alma. Entonces ¿Para qué llegar a ese límite?
Cuando llegamos al límite del sufrimiento hacemos el cambio de una manera mecánica o poco consciente, esto es lo que pasa, cuando, por ejemplo, nos echan del trabajo, o nos deja la pareja. Esto es un ajuste aparentemente externo (ya que todo es provocado por nosotros) que nos obliga al cambio y a la mejora.
Cuando estos reajustes son inconscientes, lejos que bendecir el cambio, nos hundimos en la miseria y el victimismo, y nos quedamos sin hacer nada, pasmados.
Para evitar estos malos tragos, hay que ganar en consciencia y esto se hace reconociendo nuestro dolor, aquí no hay truco, pero la buena noticia es que este dolor va a desaparecer al hacerlo consciente y ponerle remedio.
La propuesta: ayunos mentales
Lo que puedes hacer es plantear un período de ayunos, te lo digo porque es recomendable que el periodo tenga un principio y un final, si piensas que harás uno por semana, te agobiarás y lo harás una vez o dos. A la mente, le gusta la estructura.
Te puedes plantear las próximas 3 semanas, hacer un ayuno mental una vez por semana, si te parece demasiado, lo puedes ajustar a lo que a tí te parezca, pero tienes que plantearte algo realista.
Tal vez no puedes hacer un día de ayuno a la semana durante 3 semanas, pero puedas hacer medio día y esto ya es mucho, muchísimo.
Es un reencuentro contigo misma que no hacías hace mucho tiempo. y además es necesario para saber que tienes realmente en la cabeza y que siempre ignoras, siendo temas que necesitan ser atendidos.
Así que, que sean realistas para tí, tal vez puedas coger días de vacaciones que estén ahí, sin usar, y que puedes ir gastando para esto.
Documéntalo todo. Una vez tengas claro lo que quieres abordar, los ayunos comenzarán a enfocarse en la solución.
En este punto, apunta el tema que quieres solucionar, por ejemplo: quiero solucionar un conflicto de pareja, cierra la libreta y no lo abras hasta el próximo ayuno, a no ser que tengas una idea que necesites dejar asentada.
Toma nota de todo lo que venga a tu cabeza, haz una lluvia de ideas, aún que las cosas más locas que se te presenten. Algunas serán verdaderas revelaciones y que ni te imaginabas el poder de la creatividad que podrías llegar a tener. Pueden ser ideas que ni parecen tuyas.
Si tienes una idea rompedora, ¡Llévalo a cabo! has dado con la solución Si tienes varias opciones o ideas finalistas, selecciona las más viables, realistas y aplicables en este momento, pero a priori, lo anotas todo.
La idea es que vengan a ti, soluciones originales y nuevas para que actúes de forma novedosa, ya sabes que no tiene sentido hacer siempre lo mismo y esperar resultados diferentes. También la mente se vacía y queda receptiva a la diversificación de ideas y propuestas.
Ya sabes que adoro acompañar a las personas en sus procesos.