Los peros y las excusas, ¿Defiendes tu zona de confort? Te cuento como yo lo he solucionado

Es increíble lo creativos que somos para defender nuestra zona de confort y seguir siempre igual. Solución: elegir un tema que nos genere malestar y empezar a dar pasos para cambiarla, ¿Quieres sabes más? Sigue leyendo y encontrarás las claves.

Querida lectora (o lector) del otro lado de la pantalla, sé cómo te sientes porque yo también estuve (y a veces caigo) ahí.

 

Las excusas que nos ponemos y los movimientos que generamos para evitar salir de la zona de confort son súper creativos. Si tan solo pudiéramos usar esa creatividad para que nos impulse en vez de para estancarnos.

 

¿Verdad?

 

La famosa zona de confort, por si no lo sabías, incluye también lo que nos hace daño.

 

Estas relaciones que mantienes por costumbre pero que están ya desgastadas o «muertas», ese trabajo que conoces y realizas con los ojos cerrados, las vacaciones que cada año haces al mismo sitio, la tienda de barrio que te encanta, la receta favorita de pan que siempre haces, la aplicación informática ya desfasada pero que todavía funciona…todo esto (y mucho más) conforma tu zona de confort.

 

Hay cosas muy positivas que no que vale la pena cambiar, como la receta del pan y tu tienda favorita, pero ¿Qué me dices de lo demás?

 

Es natural que queramos quedarnos en lo conocido, es una forma de supervivencia ancestral, pero la idea no es sobrevivir, sino, VIVIR.

 

He escuchado las excusas más elocuentes que puedas imaginarte y hasta he visto crear verdadero caos alrededor de una situación, involucrando a otras personas, tan solo por quedarse donde estaban, seguros y sin arriesgarse a nada. A partir de la observación de los que me rodean, comencé a mirarme a mí misma.

 

Quiero compartir contigo lo que a mí me ayuda constantemente a salir de mi zona de confort.

 

¿Lista? ¡Vamos allá!

Como te comentaba, en algún momento comencé a mirarme a mí misma, esta es la primera clave: la auto-observación.

 

Es muy probable que si lo ves fuera (como me pasó a mi), es porque resuenas con ello, con lo cual lo tienes tú también, a partir de aquí has de ser muy honesta/o contigo misma/o y buscar en que área de tu vida, tú haces lo mismo.

 

No hace falta que lo hagas en 5 minutos, puedes apuntarlo y dejarlo ahí “macerando” en tu inconsciente durante el tiempo que haga falta.

 

Lo que me pasó a mi:

 

Tenía un amigo al que le encantaba justificar como su enfermedad le impedía hacer determinadas cosas. Cuando yo le proponía alternativas a algunos de estos “peros”, es cuando comenzaba la “defensa” de su zona de confort.

 

¿Cómo lo pude ver? Porque yo hacía lo mismo con mi enfermedad.

 

¡Bingo! ¡Di con algo chulo para trabajarme! Y tú también lo harás.

 

Una vez identificada esa excusa o excusas, has de escribirla/s. Siguiendo con mi caso:

 

“No puedo hacer la formación para guardaparque porque tengo una enfermedad crónica que me impediría cumplir con las tareas, además esto lo he leído en los requisitos de aplicación, encima me cae lejos y lleva tiempo”

 

Una vez que tienes la lista completa, tienes delimitada tu zona de confort para esa temática. De a poco, esto no se hace un un día. Ten paciencia y constancia.

 

Clave 2: desmantela las fronteras de la zona de confort:

 

Vale, lo que hayamos escogido para trabajar, es porque estamos dispuestos a desafiarnos a nosotros mismos y romper con las excusas, así que, vas a empezar a analizar las excusas y ponerles remedio, no entres en pánico o en frustración, elige algo sencillo y ve de a poco:

 

Siguiendo con mi ejemplo:

 

Excusa: “No me aceptarían por tener una enfermedad crónica limitante”

 

Cuestionamientos:

 

– ¿He llamado para averiguar si realmente es así? ¿No? Pues a coger el teléfono YA.

 

– ¿Debería meterme y aplicar y ya veré como lo soluciono si sale algo relacionado con la enfermedad? ¿Y porque no?

 

– ¿Qué cambios he de hacer en mi vida para hacer la formación? ¿Es esto lo que me impide lanzarme? Lista los cambios que deberías hacer y evalúa la viabilidad de llevarlos a cabo. ¡Ojo con el autoengaño!

 

– ¿Qué pienso del mercado laboral? ¿Me excuso en que ganaré poco? Puedes intentar averiguar a través de otras personas que conozcan a alguien que esté trabajando de eso, meterte en grupos de redes sociales en donde puedes encontrar personas que te puedan informar.

Clave 3: Toma acción

 

Sin tus acciones, todo lo anterior no servirá de nada. Si te parece demasiado desafiante, escoge algo más factible para ti en este momento.

 

Ponte fechas tope para realizar las acciones y ve, siempre de a poco, pero no pares.

 

 

¿Felicidades!! ¡Ya estás saliendo de tu zona de confort!

 

Comienza con pequeños cambios, incluso puedes plantearte cambiar el camino al trabajo cada dos semanas y eso ya sería algo muy positivo.

 

Prueba una nueva comida una vez al mes, contacta con gente diferente.

 

Descubrir y conectar con tu propósito tiene mucho que ver con salir de tu zona de confort, pero no tiene porque ser traumático o doloroso, pequeños pasos nos permitirán alcanzar las metas que nos pongamos por delante.

 

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