¿Quieres mejores relaciones? De pareja, con tus compañeros de trabajo, con tu jefe, con tus amigos, etc. 

 

El perdón es clave para que esto ocurra. 

 

El perdón hacia ti mismo significa un profundo acto de compasión y comprensión. Un acto de bondad y de amor. 

 

¿Te gustaría ser capaz de perdonarte?

 

¡Me alegro! 

 

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Lo primero que tenemos que ver es el tema de las expectativas entonces.

 

1- Aceptar que los humanos somos imperfectos.

 

Las expectativas pueden jugar en contra a la hora de relacionarnos. 

 

“Las expectativas son resentimientos premeditados” – Allan Burguer 

 

El rencor y la culpa que podemos tener hacia nosotros mismos radica, según este autor, en las expectativas. 

 

Esto funciona con las expectativas que ponemos en otras personas como también en las propias. 

 

Cuando las expectativas no se cumplen, sentimos frustración, rabia, tristeza, culpa.

 

A veces, nos ponemos a nosotros mismos en un lugar demasiado exigente. Nos auto-exigimos hasta llegar al límite y esto hace que luego, no cumplamos expectativas. 

 

Sucede también cuando alguien pretende de nosotros que seamos ese amigo que siempre está, la pareja incondicional, la madre, padre o hijo perfectos. 

 

Pues no lo somos, por lo tanto, siempre vamos a decepcionar a alguien, y como te decía antes, incluso a nosotros mismos. 

 

A veces hasta  “compramos” la expectativa de la otra persona y nos exigimos ser así. 

 

Todo esto, aunque muy simplificado, nos lleva a la culpa, pero también, al perdón. 

 

2- Reflexiona sobre el resentimiento hacia ti mismo y la culpa.

 

No puedes cambiar el pasado. 

 

No puedes cambiar tu naturaleza imperfecta. 

 

¿Qué te nutre de la culpa y el resentimiento?

 

Cuando hay falta de perdón hacia nosotros mismos (o hacia otros), aparecen también otras emociones y sentimientos:

 

  • Impotencia
  • Rabia
  • Falta de aceptación
  • Odio
  • Intolerancia 
  • Rencor 

 

Pero sentir todo esto, no va a cambiar lo que ha pasado. 

 

Así que toca soltar. 

 

Y el perdón es una forma de hacerlo. 

 

3- Observa tus pensamientos destructivos. 

 

Cuando sentimos culpa o cualquier otra emoción derivada de la falta de perdón, tenemos un diálogo interno destructivo. 

 

Observa este flujo de pensamiento y detenlo de forma consciente.

 

Lo creas o no, tienes la capacidad de detener tus pensamientos destructivos y enfocarte en algo que sí te nutre.

 

Cuando comiences a rumiar sobre algo que no puedes cambiar porque ya ha pasado, detén el flujo y a continuación ponte a imaginar que te gustaría que pase en el futuro. 

 

Este es un simple ejercicio, pero te dejo enlazado un video que preparé sobre rumiar y qué puedes hacer para evitarlo. 

 

https://youtu.be/taIjvfHp81U

 

Aunque está orientado a la relación de pareja, te servirá como herramienta para todo lo demás.

 

4- Enfoca en lo positivo. 

 

Cierto es que nuestro cerebro evolucionó para hacernos evitar el peligro, con lo cual tenemos una tendencia natural a enfocarnos en lo negativo. 

 

En nosotros y en otros. 

 

Pero para perdonarnos, es importante que practiquemos el enfoque en lo positivo, para poder desarrollar la compasión y comprensión hacia nosotros mismos. 

Escribe tus mejores características y cuando vengan a tu mente las negativas, apuntalas para trabajar en ellas. 

 

Mantén un espíritu de mejora y no de castigo. 

 

Con esta lista, puedes ahora valorar todo lo bueno que tienes y trabajar en lo que tú consideres negativo.

 

Recuerda tu naturaleza imperfecta y que muchas cosas que consideras malas en ti, no son más que errores. 

 

Si llegas a esta comprensión estas ya muy muy cerca de perdonarte. 

 

Además, no olvides los programas inconscientes que operan en tí, las creencias limitantes, valores heredados del clan familiar, etc. 

 

A veces reaccionamos de manera negativa por estos motivos. 

 

¡Pero cuidado! No te escudes en esto, has de trabajar para mejorarlo de todas formas.

 

Está bien saber el origen de tu sufrimiento, puede aportar valor e información, pero siempre será tu responsabilidad y tu elección, trabajarlo.

 

5- Recuerda siempre que la decisión que has tomado y por la cual, no te perdonas, ha sido en base a lo que tú podías en ese momento, con la información que tenías.

 

En definitiva, has hecho lo mejor que podías hacer y por eso, has de honrarte y agradecerte.

 

Perdonarse a uno mismo tiene mucho que ver con dejar ir, soltar. También con soltar el control y las expectativas. 

 

Es simple, pero no es fácil.

 

Yo te invito a que comiences a observarte con más amor y compasión y que hagas estas prácticas para poder sentirte bien y en paz contigo y desde este lugar, puedas tener relaciones más plenas y auténticas. 

Déjame un comentario que me encantará leerlo. 

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