Primero has de reconocer si estás con alguien que no tiene disponibilidad emocional o si eres tú mismo quien no está disponible. 

 

Si estás con alguien que por alguna razón (que veremos más adelante) no tiene disponibilidad emocional, deberías estar experimentando lo siguiente:

 

1- Se mantendrá frío y distante, parece que no quiere que entres en su mundo. 

2- Es probable que no quiera presentarte a sus amigos más cercanos o familia o si lo hace, aún así te quedarás en la superficialidad.

3- Justificas su falta de disponibilidad y quieres cambiarlo.

4- Hay interrupciones en la comunicación y cambio de planes a último momento.

5- Mucho drama.

6- Goshting.

7- Te mantiene en la incertidumbre, de manera que tú no sabes si estás en una relación o no.

8- Te pones en el rol del salvador. Después de la fase del enamoramiento, la persona nos decepciona y al indagar, nos implicamos y terminamos “rescatándolo”.

9- Empezamos a sentir resentimiento con esta persona por no cambiar y comenzamos a reclamarle. 

10- Si la persona se aleja, te quedas esperándole. Cuando aparece, vuelve al mismo patrón que te hace infeliz.

11- No te dice abiertamente que no quiere una relación o te dirá que está enfocado/a en su trabajo en este momento. 

 

Pero la señal más inequívoca que vas a experimentar, es que se sabotean las relaciones.

 

Dale al play o sigue leyendo abajo.

Ya sea por tu parte como por parte del otro. 

 

Si estás todo el tiempo atrayendo a personas que no están disponibles emocionalmente, es probable que tú no lo estés tampoco. 

 

  • Te da miedo amar
  • Ser vulnerable
  • Soltar el control
  • Y el miedo más popular entre mis clientes: el miedo a sufrir otra vez.

 

Si la has pasado muy mal en alguna otra relación, es probable que haya un trauma y, como es lógico, no quieras volver a pasar por algo así. 

 

¿Y cómo es que alguien no está disponible emocionalmente?

 

Cuando somos niños y no tenemos conexión emocional con nuestros cuidadores primarios, sean los padres o quienes cumplieron ese rol, aprendemos que nadie está disponible para cuidarnos, para cubrir nuestras necesidades. 

 

Algunos niños han percibido que sus padres estaban solo a veces, otros han percibido ausencia total, por nombrar casos habituales y dentro de la normalidad. 

 

De esta manera, empezamos a interiorizar que hay algo malo en nosotros, que es nuestra culpa que no estén disponibles nuestros padres. 

 

Como si fuéramos nosotros los que hiciéramos algo malo para alejarlos o para que nos dejen solos. 

 

Así como interiorizamos que es nuestra culpa lo que los alejó, creemos que está en nuestra mano atraerlos. 

 

Entonces, comienza otra etapa, en la que hacemos todo lo posible por agradar. 

 

No podemos comprender, siendo niños, que nuestros padres no están como necesitamos que estén aunque nos quieran y nos cuiden como mejor saben y pueden. 

 

Al vivir ese rechazo de esa persona tan importante, comienzas a ser la persona que piensas que el otro quiere que seas. 

 

Seguro que conoces a alguna persona que intenta agradar a todo el mundo. ¿O esa persona eres tú?

 

Es realmente agotador intentar ser la persona ideal para el otro y te llevará también al sufrimiento porque si no te sientes reconocido y visto por la otra persona, nada de lo que hagas te parecerá suficiente. 

 

¿Qué puedes hacer?

 

Lo primero que quiero que tengas en cuenta es que en lo único en lo que puedes influir es en tu propio campo de acción.

 

-Comienza por observar patrones de conducta, tanto la tuya como la de la otra persona.

 

¿Has vuelto a caer en el rol de salvador? 

¿Has pasado de este rol al del perseguidor?

 

El patrón es: primero intentas salvarlo o curarlo y luego te enfadas porque el otro no hace lo que tú consideras que debería hacer.

 

Recuerda que NO puedes cambiar a nadie. El o ella cambiarán si lo desean. 

 

-Hazle saber lo que lastima la relación de una forma asertiva y desde el amor. Más adelante te daré ideas para comenzar estas conversaciones difíciles.

 

Pero no te lo tomes personal, la cosa no es contigo, es un tema que esa persona debe reconocer y cambiar si así lo desea. Lo cierto es que cada uno, sigue su camino a su ritmo. 

 

¿Y si eres tú quien no está disponible emocionalmente?

 

Te dejo enlazado el video en donde traté este tema para que puedas profundizar y en el que comparto 3 formas de comenzar a sanar la falta de disponibilidad emocional si es tu caso. 

 

 

¿Qué hay debajo de todo esto?

 

Principalmente, miedo al abandono que se deriva de la herida de abandono. Este miedo se puede mostrar de dos formas:

 

Apego evitativo: 

 

Los evitativos dan por hecho que su pareja les abandonará, con lo cual, se cierran. 

 

Es una forma de protegerse. Sienten que la única manera de sobrevivir es auto-regulando sus emociones y necesidades. 

 

No confían en los demás, pues los abandonan. 

 

Piensan que no necesitan de nadie, ellos pueden con todo. 

 

Si tienes este tipo de apego, te sentirás agobiado por las emociones de tu pareja, no quieres ser responsable del otro. 

 

Si hay una discusión y se distancian, no irás a buscar hacer las paces, puesto que estarás auto-regulándote. 

 

Tienes sentimientos por tu pareja, pero ésta muchas veces te dirá que eres frío y distante. 

 

Te cuesta decir lo que piensas y lo que sientes si es muy profundo o íntimo. 

 

Apego ansioso: 

 

Si tienes este tipo de apego, te sentirás identificada/o con esto:

 

Estoy seguro que me va a abandonar, con lo cual, hago lo posible por evitarlo. 

 

Vas a buscar la regulación emocional fuera. Otros te dan sentido de seguridad y autoestima. 

 

Los problemas con tu pareja, los quieres arreglar inmediatamente puesto que dejarlos sin arreglar te provoca dolor y mucha ansiedad. 

 

“Esto no se puede quedar así” es una de tus frases.

 

Tienes miedo de darte un tiempo en la pareja, aún si lo necesitas, puesto que si se separan, se olvidará de ti y te dejará. 

 

Sientes que te quiere porque has tenido suerte, no entiendes muy bien cómo puede ser que te quiera o quieran (se puede hacer extensivo a amigos o familiares)

 

Estarás todo el tiempo probando a tu pareja para confirmar si se quedará a tu lado si las cosas se ponen feas. 

 

Estas pruebas consisten en alejar a tu pareja. 

 

Serás controlador, al igual que el apego evitativo. Piensas que si controlas la situación, tendrás certidumbre y seguridad y habrá menos posibilidad de que te abandonen.

 

Si puedes adelantarte a los acontecimientos, bajará la incertidumbre y la ansiedad asociada a ésta. 

 

Quiero aclarar que, si bien el tipo de apego se forma dentro de los 18 meses de vida, también las relaciones posteriores van a influir en tu forma de estar y hacer en la pareja. 

 

Un trauma con la primera pareja con la que has convivido, por ejemplo, puede marcarte de tal forma que influya en tus emociones (y por lo tanto, acciones) en futuras relaciones. 

 

Si bien, no vas a morir si te abandona tu pareja, el cerebro así lo interpreta y me encuentro a muchas personas que “se sienten morir” cuando los han abandonado.

 

El miedo al abandono es universal y biológico. Si no pertenecemos, corremos peligro de muerte, según nuestro cerebro primitivo, puesto que así era hace millones de años. 

 

No te sientas mal por necesitar atención, cariño, mimos, ser vista o visto. Todos necesitamos de estas cosas para sentirnos plenos. 

 

El tema es como demostramos estas necesidades, es mejor ser asertivos que demandantes o completamente cerrados. 

 

El evitativo las oculta y tratará de dárselas él mismo, mientras que el ansioso querrá que todas las necesidades vengan cubiertas de su pareja y de su círculo más cercano. 

 

Por favor, trabaja tu autoestima y la comunicación asertiva.

 

Te dejo algunos consejos para iniciar conversaciones difíciles:

 

Cuando expreses una necesidad o problema, no acuses ni responsabilices al otro, porque se cerrará al igual que te cerrarías tú. 

 

Usa frases como:

 

-Me siento o estoy (emoción) por lo que pasó y me gustaría poder arreglarlo. Me gustaría saber tu perspectiva y contarte la mía. ¿Estás disponible para hablar de esto?

 

-Estoy decepcionada por lo que pasó y quiero que lo resolvamos, ¿Podemos hablar?

 

-Me está costando bastante (la situación). Sé que tenemos ideas diferentes y quiero entender tus sentimientos con respecto a esto, ¿Podemos hablar?

 

-Quiero hablar de (la situación), pero primero quiero saber lo que piensas y sientes al respecto

 

Evita:

 

  • Usar el pasado del otro en su contra.
  • Usar palabras como “nunca” o “siempre”.
  • Acusar para hacer sentir al otro culpable o irte hacia adentro. Ignorarle o dejar de hablarle.
  • Traer a la discusión comparaciones con otros problemas que ya han pasado o que no tienen nada que ver.
  • Usar la inseguridad del otro en su contra.

 

En cambio:

 

  • Escucha sin interrumpir.
  • Practica la escucha activa: escucha sin preparar respuestas rápidas, acusar o compararte.
  • Trata de enfocarte en el problema sin irte por las ramas.
  • Habla en primera persona: “me siento” y no “me haces sentir”.
  • Reconoce y valida lo que siente el otro, aunque sea bronca hacia ti o rencor.
  • Enfoca en solucionar y no en ganar la discusión.
  • Mantente en calma y si es necesario, tomad un descanso para continuar más tarde con la discusión. 
  • Enfócate en las áreas en donde están de acuerdo.

 

Ahora dime, ¿Estás con una persona que no está emocionalmente disponible o esa persona eres tú?

 

Yo estuve emocionalmente no disponible durante muchos años y no lo sabía. 

 

¿Esto quiere decir que tienes que cortar la relación? 

 

No.

 

Si eres tú quien no está disponible, trabaja para estarlo. Busca ayuda profesional o fíjate si puedes hacerlo tú mismo. 

 

Si es la otra persona, puedes empezar a poner sobre la mesa, de forma asertiva, lo que te incomoda o te hace sufrir en la relación para ver si la otra persona está dispuesta a trabajar en ella.  

 

Puedes plantearlo como un crecimiento juntos, puesto que nunca viene mal revisarse y crecer.

 

Espero que lo hayas encontrado útil, si quieres más contenido de este tipo, déjamelo saber en los comentarios. 

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