¿Has dejado de hacer lo que te gusta? ¿O tal vez, lo que te gusta ahora es una tarea más de una lista interminable? ¿Te has olvidado de la última vez que has hecho algo por y para ti? ¿Te gustaría volver a disfrutar de lo que «deberías» disfrutar? Si la respuesta es sí, sigue leyendo.
Muchas veces olvidamos lo importante que es el disfrute para sentirnos plenos y para aumentar la tolerancia al estrés, me refiero, no a que podamos tolerar más, sino que seamos más resistentes a él.
El disfrute, gozo o placer son esenciales para nuestro equilibrio emocional y nuestro desarrollo personal. A veces, no nos damos el espacio en nuestra rutina para hacer lo que nos gusta o, cuando tenemos ese espacio, no lo hacemos por considerarlo una pérdida de tiempo. Muchos profesionales del desarrollo personal dicen que nos apuntemos en la agenda ese «tiempo para mí», pero en mi opinión, hay que ir un poquito más profundo para poder recuperar el disfrute y hacer lo que nos gusta.
Esto de «agéndate un tiempo para ti», a mí no me funciona
Si resuenas con la información que menciono arriba, es muy probable que estés en un estado de estrés más o menos continuo. El hecho de que no te puedas relajar es lo que impide que te des el tiempo de disfrute.
¿Acaso es normal postergar el disfrute? ¿Acaso hay que esperar a jubilarnos para hacer aquello que nos gusta? Ya te digo que, si te gusta el surf, tal vez a los 70 años no te dé el cuerpo para hacerlo jejejeje.
La vida es lo que sucede ahora mismo y no puedes (yo me niego) ponerla al final de la lista de tareas. La vida es un conjunto de experiencias, tu elijes si serán experiencias de disfrute o de agobio y obligaciones.
Imagino que estarás pensando, bueno…yo disfruto los fines de semana, pero ¿Te has dado cuenta que los tiempos de ocio también están regulados? Ya sean los fines de semana o el día que tengas libre.
«Hay que aprovechar» es la mágica frase que hace que corramos durante todo el fin de semana, si no es tu caso, ¡¡Te felicito!! Hace poco, era el mío.
Hasta que un día me paré a pensar y me dije: correr para ir a relajarme, es un sinsentido. Si llueve, hay que ir a la exposición de turno, si hace bueno, hay que ir a caminar a la montaña y luego, ya puedes aprovechar y ver a esos amigos que se juntan mañana y tú no te lo quieres perder, así que llega de tu actividad, ducha, cambio de ropa y a correr que llegas tarde y sabes que, si te quedas más tiempo de lo que deberías en casa, ya no sales (me pregunto por qué, será que algo en ti te dice: para de una vez).
Han regulado también el ocio para nosotros y lo han hecho de una manera muy sutil, si hasta pensamos que es lo que queremos por propia elección, que es nuestra decisión. Piensa en unos pocos anuncios publicitarios, la gente «chula» o «cool» es la que hace mil cosas.
¿Has notado el cansancio que tienes después de un fin de semana de estos?
Entonces, ya sabemos que el disfrute es clave para nuestro bienestar y también, que es importante para hacer frente a las situaciones más retadoras que puedan llegar en el futuro. Equilibra nuestras emociones, nos conecta con nosotros mismos y nos mantiene sanos.
Además, es importante acostumbrar al cuerpo a estas endorfinas y sensaciones positivas, ya que, si nos entrenamos en esto, será mucho más fácil generar este estado cuando lo necesitemos. Es una herramienta crucial de nuestra caja de primeros auxilios emocionales.
¿No te encantaría que, en vez de tirar del cortisol del estrés, utilicemos endorfinas para resolver problemas?
Si bien el estrés puede ser positivo, porque nos prepara para una batalla en el mundo moderno, si nos pasamos de niveles, se vuelve dañino y en su justa medida, nos hace entrar en un estado de flujo. El problema es que el cuerpo, ya está acostumbrado a entrar en el estrés negativo.
Pues bien, ya sabemos la importancia del disfrute, te estarás preguntando ¿Y cómo hago ese espacio para mi disfrute?
Te propongo algo, el truco que yo he encontrado no es poner en mi agenda: tiempo para mí 19-20hs., sino buscar que puedo sacar de esa agenda.
Para empezar, si te pasa algo de lo que vengo describiendo, es porque has asumido mucho más de lo que puedes y, aunque ya sabemos que nuestros límites son muy flexibles ¿A qué precio?
¿Te ha pasado alguna vez en vacaciones que has podido pasar unos días (tal vez horas) en las que no tuviste que preocuparte por nada? Tal vez, si no llenaste el tiempo con una actividad del tipo tengo que aprovechar, has podido experimentar que surgía en tí una idea placentera, como escribir, dibujar, leer…No es el tipo de actividad, es lo que sientes cuando piensas en hacerla. Se siente placentera, no obligada.
Es esto lo que se siente cuando surge el disfrute verdadero desde nuestro ser y si no dejamos espacio para esto, nunca alcanzaremos este maravilloso estado.
Entonces, ¡Vamos allá!
1- Revisa todas las actividades que has asumido. Todas (cocinar, quedar con amigos, ir a yoga, al gimnasio, correr, tejer, hacer la compra, trabajar en un huerto urbano, etc.)
2- Tienes que quitar algo. Una actividad o dos ¡O las que puedas! Incluso las que te gustan, piensa que esto no es definitivo, siempre puedes volver a hacerlas. Por ejemplo, si vives con alguien distribuye algunas tareas de la casa que has asumido solo tú, o si te has cansado del curso de tejer, déjalo. Esto abrirá para ti un espacio.
3- Deja ese espacio/s en blanco. Es clave que no los ocupes con otras actividades, la idea es dar lugar a que tu ser se exprese. Ahora, sí que van a surgir las verdaderas actividades que disfrutas, pero tienes que darte el tiempo que sea necesario.
4- Toma acción. ¿Qué ideas te han llegado? ¿Te entraron ganas de hacer alguna actividad porque sí, sin ningún beneficio o sin ningún para qué aparente? si la respuesta es sí, ¡Hazlo!
Conclusiones
Te has quitado de alguna o algunas actividades que no te llenaban realmente, has aprendido a discernir por qué haces algunas de ellas y has encontrado las que realmente pide tu alma (por más superflua o insignificante que parezca, por favor, no juzgues)
Si decides dejar este espacio en blanco, es perfecto. Si decides utilizar este espacio para redistribuir las actividades cotidianas, y de esta manera, las harás con menos estrés, es perfecto (para esta segunda opción, sé honesta y date el tiempo necesario de reflexión, de hacer nada al principio y ver que surge).
Haz este ejercicio periódicamente, especialmente cuando sientas agobio, que no tienes tiempo para ti y te aseguro que encontrarás verdaderos tesoros que esperan encerrados en ti misma.