Ser feliz, tres claves para alcanzar y permanecer en ese estado

En este artículo entenderás por qué es tu “deber moral” ser feliz y tres claves para dirigirte hacia lo que llamamos felicidad.

 

Estar bien es una responsabilidad, no algo que te pasa o te deja de pasar. Si cada uno se hace cargo de lo suyo, hacemos del mundo un lugar mejor para todos.

 

Una persona feliz, seguro que critica menos, tiene pensamientos y emociones más positivos o expansivos, es más resiliente, más honesta, más solidaria.

 

Imagina que muchas personas lográramos este estado de bienestar, a mí me gusta imaginarlo porque al final, es lo que me inspira a hacer lo que hago: acompañar a las personas a encontrar su propósito.

 

Una persona con propósito es una persona alegre, segura, confiada, abundante, tiene determinación y a todas estas características, yo las llamo “felicidad”, por supuesto, podemos agregar todas las que queramos, felicidad puede ser diferente para cada uno, pero seguro seguro no es SOLO una cosa.

 

Lo entendamos o no, lo creamos o no, nuestra emocionalidad y nuestra energía (que viene a ser lo mismo o una integra a la otra) impacta en lo que nos rodea fuera de nosotros. Por ejemplo: cuando estás bien, sonríes más y cuando sonríes a alguien le estás compartiendo tu bienestar y es muy probable que esa persona sonría también y sea más amable, pero no es solo esto, cuando sonríes le estás enviando un mensaje al cerebro y éste producirá una serie de compuestos químicos que te darán bienestar, porque el cerebro, entre otras miles de funciones, tiene el papel de reflejar el estado del cuerpo (y viceversa). Con este simple acto, estás haciendo que el cerebro de más personas, produzcan bienestar, ¿Lo ves? ¡Pues queda demostrado tu impacto en el mundo!

 

 

¿Y cómo hacer de este estado, un estado permanente?

 

 

Primero que todo, has de definir lo que para ti es felicidad, y partir desde ahí.

 

Es posible ser permanentemente feliz porque cuando no tengas confianza, te quedará la seguridad y la resiliencia, por ejemplo. O cuando te falte alegría tendrás seguridad en ti misma y en la vida.

 

¿Lo ves?

Clave 1: toma decisiones

 

Cuando tomas decisiones, estás cogiendo las riendas de tu vida y eso te hará sentir al mando de tu propia existencia y situación vital.

 

Cada vez que dejas de tomar una decisión, otro la toma por ti y de esta manera, estás entregando tu poder a alguien o a algo. Cuando el poder de decisión sobre tu vida está afuera, si logras sentirte feliz así, será momentáneo y dependerás siempre de un factor externo.

Además, te pondrás en un rol de perseguidor en el que juzgues al exterior y culpes, ya sea una persona o una situación, de tu estado de bienestar o de incomodidad.

 

Así que, toma tus propias decisiones y abre los brazos al resultado, no hay decisiones buenas o malas, solo hay decisiones. No las juzgues por su resultado, esto no es justo porque no podemos adivinar el futuro, recuerda que cuando tomas una decisión, no sabes que va a pasar, aunque tengas unas expectativas.

 

Cuando abrazas el resultado, te estás validando y respetando a ti misma.

 

Además, cuando tomas una decisión, aprendes a auto-gestionarte y a abrir todo un conjunto de habilidades que posees y que se despliegan al tomar la decisión.

Clave 2: mímate

 

Haz cosas por y para ti exclusivamente, sin culpas. Así sea dedicarte 10 minutos para ti cada día. No importa lo que hagas, tiene que ser algo que te guste, como dibujar, ver un video que te interesa y que nunca puedes, escribir, estar sentada en el sofá mirando el techo, meditar, mirar a tu planta o a tu mascota (¡esto a mí me encanta!). Hacer 10 minutos de ejercicio.

 

No importa que sean solo 10 minutos, serán para ti, tu tiempo sagrado. No pienses que es muy poco y que ya lo harás cuando puedas o cuando tengas más tiempo, sabes que esto no es real.

 

Hazlo sin excusas de ningún tipo, solo hazlo.

Clave 3: Suelta las expectativas

 

Es muy habitual que esperemos unos resultados concretos cuando realizamos alguna acción, pero las expectativas nos juegan en contra y tenerlas, hará que juzguemos nuestras decisiones.

 

Planificar y tomar acciones para conseguir determinados objetivos está muy bien, pero una vez fijado el objetivo, has de soltar las expectativas y aceptar que podría no salir como tú lo esperas.

 

Es sano soltar el resultado, nos quita presión y nos despierta la creatividad y la confianza en los procesos de la vida.

 

Al principio no es fácil, pero como todo, se entrena. Empieza por soltar pequeñas expectativas, tal vez en situaciones en las que el resultado no sea tan importante para ti, toma consciencia de esto y ánclalo en tu percepción y la próxima vez que tomes una decisión en la que no te importe tanto el resultado, repite el proceso: toma consciencia de la sensación y pensamientos, ánclalo y comienza a utilizarlo en todas las demás decisiones.

 

Verás que, con la práctica, serás capaz de soltar las expectativas y tus decisiones se convertirán en experimentos apasionantes en las que la incertidumbre te resultará positiva y hasta divertida.

 

¡Si es posible! ¡Yo lo he logrado y, por lo tanto, tú también puedes!

La vida que quieres comienza aquí

Sueña, imagina, ¡No hay límites!

Descárgate mi guía gratuita y Diseña tu vida ideal

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *